domingo, 4 de octubre de 2009

Invasion de Estados Unidos

Consumada la anexión de Texas en el verano de 1845, el gobierno del presidente Polk buscó un pretexto para provocar la guerra contra México. Obviamente el problema ya no era Texas, sino la adquisición del territorio adjunto: Nuevo México y conseguir la expansión al Pacífico mediante la compra de California. Polk trató por medio del comodoro Stockton de inducir un enfrentamiento entre mexicanos y norteamericanos en el territorio en litigio, ya no entre México y Texas, sino entre los Estados Unidos y México, esto es: la franja comprendida entre el Río Nueces y el Río Bravo. Stockton fracasó en su intriga, pero fue enviado por Polk con misión similar a California.

El fracaso de Stockton en Texas no arredró al presidente Polk, quien queriendo utilizar todos los medios a su alcance envió a un comisionado ad hoc a México con el fin de llegar a un acuerdo sobre las nuevas fronteras. El comisionado fue John Slidell, quien arribó a México en diciembre de 1845, en momentos especialmente delicados, ya que al poco tiempo tuvo lugar un golpe de estado contra el gobierno del presidente Herrera. En enero de 1846 se instituyó el gobierno de Paredes y Arrillaga, quien por medio de su ministro de Relaciones Exteriores, Castillo y Lanzas, se negó a recibir a Slidell, éste se vio en la necesidad de abandonar el país a finales de marzo, y por lo mismo, no se llegó a ningún arreglo.

A principios de mayo se produjo el deseado enfrentamiento entre tropas norteamericanas y mexicanas en el territorio en litigio. Este último acto, aunado al agravio hecho a Slidell, además de las reclamaciones no satisfechas por México a ciudadanos norteamericanos, conformaron el cuerpo de la declaración de guerra, ya preparada con anterioridad. Polk únicamente agregó la frase: "ha sido derramada sangre norteamericana en territorio norteamericano".

Taylor invadió México por el noreste; Kearney ocupó Nuevo México y California. Scott inició una penetración cuya base fue el puerto de Veracruz y, de esta manera, se obtuvo la conquista de la ciudad de México. La invasión norteamericana constituyó prácticamente un paseo militar. México sufrió una serie de derrotas: sólo de la Batalla de la Angostura, se puede a fírmar que la victoria pudo ser realizada o al menos se logró un empate.

México sustentó un esfuerzo por llevar a cabo una guerra de corso contra embarcaciones norteamericanas, que ocasionaran daños a su comercio. Únicamente en un lugar tan distante -como el Mar Mediterráneo- esta tentativa alcanzó un fruto pasajero; un corsario mexicano logró la captura de una goleta norteamericana.

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